viernes, 9 de diciembre de 2016

A propósito de la interpelación y una posible censura.

La interpelación y la censura son figuras provenientes de los regímenes de gobierno parlamentarios. En el Perú, siendo un régimen de gobierno presidencial, existen dichas figuras, porque nuestro modelo es un “presidencialismo atenuado” o “semipresidencial”. Esto significa que es un modelo presidencial, al que se le han “incrustado” algunos elementos de regímenes parlamentarios.

La interpelación y la censura son figuras propias de los regímenes parlamentarios (la cuestión de confianza también). En el régimen parlamentario, el Parlamento (o Congreso) ese el primer Poder del Estado, no existiendo una rígida división de Poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo. El Poder Ejecutivo (el gobierno) surge o deriva del Parlamento. El gobierno es elegido por el Parlamento y sus integrantes (los ministros) son responsables ante dicha instancia (de ahí su nombre de régimen parlamentario de gobierno). Como son responsables, el Parlamento puede llamarlos a que rindan cuentas (interpelarlos) y destituirlos (censurarlos). El ejemplo que típicamente se da para este modelo es Inglaterra.

En este modelo (el parlamentario) también surgió la denominada “cuestión de confianza”. Esta constituye un arma del gobierno (del Poder Ejecutivo), frente a los excesos del Poder Legislativo (del Parlamento). En la cuestión de confianza, la iniciativa sobre un tema proviene del Gobierno y la somete al Parlamento. Si el Parlamento la rechaza, se produce la caída de los ministros del Gobierno (equivale a una censura). Sin embargo, bajo determinadas circunstancias, el rechazo de la cuestión de confianza otorga al Gobierno, la potestad de disolver el Parlamento. La idea es que disuelto el Parlamento se convoquen a nuevas elecciones para el Parlamento. Así, mediante la votación, la ciudadanía “dirime” el conflicto Parlamento – Gobierno. Esto, porque podría elegir a los mismos parlamentarios (o partidos) o sustituirlos por otros.

En el otro extremo se encuentra el régimen de gobierno presidencial. Bajo este modelo existe una división más fuerte de Poderes (entre el Legislativo y el Ejecutivo). Ambos Poderes tienen origen en la votación popular y ninguno está subordinado al otro, aunque existen mecanismos de colaboración y control recíproco (pesos y contrapesos). El ejemplo típico de este modelo es Estados Unidos.

Nuestro sistema es presidencial porque: i) existe una clara división de Poderes, ii) ambos Poderes (Legislativo y Ejecutivo) derivan de la votación ciudadana (soberanía popular) y, iii) el Presidente de la República es jefe de Estado y jefe de Gobierno por atribución constitucional propia. Además, el Presidente designa a los ministros (que conducen el funcionamiento del Gobierno) y no tiene responsabilidad frente al Poder Legislativo (salvo las causales taxativas de vacancia).

Las características parlamentarias se han incrustado en este régimen presidencial, porque los ministros requieren del voto de investidura y pueden ser interpelados y censurados. En un régimen presidencial puro, estas figuras no existen. Es por ello que a nuestro sistema se le ha venido en llamar “presidencialismo atenuado” o “semipresidencial”.

¿Por qué tenemos este sistema? Sin ánimo de agotar la discusión, parecería ser que este diseño constitucional proviene de la experiencia autoritaria y dictatorial que ha existido a lo largo de nuestra historia. García Belaunde señala que desde la fundación de la república nuestro Estado siguió el régimen presidencial, sin embargo siempre existió el temor de los excesos y el avasallamiento del Poder Ejecutivo a los otros Poderes y entidades del Estado. Estos elementos parlamentarios fueron establecidos, buscando generar un mayor control del Presidente de la República.

Este sistema parece funcionar cuando el Presidente de la República tiene mayoría y control efectivo del Poder Legislativo (o cuando lograr concretar alianzas en ese sentido). Varias de las crisis políticas producidas en el siglo XX parecen haberse producido, cuando el Presidente de la República no tenía a su partido o a su grupo político en control del Poder Legislativo. Recordemos el primer gobierno de Fernando Belaunde y el primer gobierno de Alberto Fujimori.

¿Qué pasara con este gobierno? Eso, está por verse. Por lo pronto, el Poder Ejecutivo no está indefenso, tiene a la mano la “cuestión de confianza”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario